1 de Noviembre

El día 1 de noviembre en donde se puso ofrenda de niño, los que acompañaron a la celebración litúrgica en el camposanto se les invita a comer, y se reparte el muertito a los que acompañan, pero el mole de la mesa y algunas cosas mas se le entrega al rezandero como agradecimiento por los servicios que presto.

Antes de las doce del día, en las casas en donde habrá ofrenda nueva de adulto se comienza a poner la ofrenda, cabe mencionar que estos momentos son muy tristes para la familia pues son momentos de recordar muchas cosas, buenas y malas, gustos y disgustos pero que culminan con alegría y lagrimas en los ojos… invocando al espíritu del difunto a convivir con los vivos y a que disfrute de lo que se ha preparado en su honor.

En algunos casos despues de poner la ofrenda se hace un rosario y a continuación se les da de comer a los que a temprana hora acompañaron a poner la mesa y a los visitantes que empieza a llegar.

Entre mas tarde.. hay mas gente y es casi imposible visitar las ofrendas y ser participes del luto y dolor de la que la familia del difunto es portadora.

Los que visitan las ofrendas estan casi obligados a llevar una vela, veladora o flores.

Ya en la noche las largas filas de gente que visita las ofrendas es inevitable, así como es inevitable saborear un buen ponche caliente, unos tamales o pan que se reparte sin distinción alguna… el muerto alcanza para todos.

Aunque las noches son frías la celebración sigue, ardientes fogatas templan el ambiente combinado con ruidos, roncos canticos y el aroma del copal derritiendose en los soumerios convirtiendose así en el aroma del difunto.

Hasta que el cuerpo de los familiares aguante son bienvenidas las visitas, de las dos de la madrugada del día 2 de noviembre empieza a cerrar las puertas de la casa para dormitar un poco y levantarse a temprana hora e ir a adornar el panteón.